El K-Pop es un género musical que ha dado mucho que hablar durante los últimos dos años. Se ha convertido en un símbolo muy representativo de Corea del Sur. Este género es representado por diferentes cantantes y bailarines, desde 1 a 2 artistas hasta 40. Generalmente, suelen formarse por bandas tanto de chicos como de chicas.
Grupos como BTS, EXO o Blackpink están arrasando internacionalmente, cautivando corazones de gente de todas las edades. Realmente, se han convertido en un fenómeno que recordaremos dentro de unos años. El nivel de influencia que pueden tener estos jóvenes es como encontrar agua en el desierto, por eso, quien forma a estos artistas y los guía puede sentir algo parecido como tocar el cielo con las manos. Este sentimiento lo está sintiendo ahora mismo Lee Soo-Man. Cuando viajó a América vio el potencial que había en Estados Unidos (en relación a las boy-girl bands) decidió trasladarlas a Corea.
Muchos adolescentes idolatran a estos chavales y se infravaloran por la de cosas que no pueden hacer en relación a los artistas coreanos. Pero la verdad de todo esto no es más que los propios cantantes tienen que pasar un casting con unos 12, 13 años de edad. Si pasan el casting, están sometidos a unos 10 años de formación aproximadamente. Esta formación no solo es canto, también baile, idiomas, protocolo de imagen y un largo, etc, incluso algunos se han llegado a someter a cirugía estética. Al final del día, estos artistas no son más que productos explotados para enriquecerse a cambio de cumplir sus sueños. Una vez están formados, lo único que hacen es cantar y bailar, todo lo demás lo lleva el equipo que hay detrás. Si a las presiones que están sometidos los k-popers les sumas que del 100% de sus ganancias, solo se llevan un 30% del cual se restan todos los gastos que han generado durante los 10 años de formación, puedes encontrar una explotación muy impactante.
Cuando una persona salta a la fama, tendemos a ver solo la parte bonita, ya que al fin y al cabo es la parte que muestra el artista y nunca tenemos en cuenta las cosas malas que les suceden como la presión que pueden tener encima, la falta de privacidad o de libertad por miedo a decepcionar a alguien. De este gran abanico de experiencias negativas han surgido varias tragedias, como un seguido de suicidios de k-popers. La última víctima ha sido Hara Tras que había sufrido la pérdida de su mejor amiga un mes antes.
En cuanto a los fans, se han visto muy tristes y conmovidos en las redes sociales. Al igual que los compañeros y familiares de la cantante. Esperamos que no haya más víctimas y que de una vez, los representantes de estos artistas se planteen cómo gestionan su trabajo y si deciden seguir tratándoles como dinero o como personas que son.