Acabamos de atravesar la primera ola de calor de este verano, cuanto menos atópico, y todavía podemos sentir esas temperaturas asfixiantes que, en la costa catalana, no han dado tregua ni un solo día, superando los 30ºC durante todo el fin de semana pasado.
Debido a la pandemia global que nos acecha desde principios de este caótico año, 2020, el abanico de posibilidades para eludir el clima, de procedencia subsahariana, se ha visto considerablemente reducido.
Actualmente, las medidas sanitarias para combatir el virus, a pesar de haber reducido su grado de restricción, continúan limitando el contacto social entre las personas. Si a eso le sumamos que España es uno de los países europeos con más focos activos por Covid-19 en este momento, el resultado se traduce en un deterioro de las relaciones políticas con el resto de los países, ya que, estos son libres de aplicar su propia ley, dentro de su territorio, respecto a los turistas que llegan desde nuestra nación.
Y eso es lo que han hecho países como Reino Unido, Alemania, Holanda, Bélgica o Noruega, aplicar la cuarentena a todos aquellos que provengan de España. Precisamente, países nórdicos a los que los españoles solemos recurrir durante nuestras vacaciones veraniegas, en busca de aliviar el calor del mediterráneo.
Por suerte, o no, disponemos de herramientas domésticas para refugiarnos de las altas temperaturas que azotan nuestras calles desde que se pone el sol hasta que se esconde como el abanico, el ventilador o el aire acondicionado.
Y digo ‘por suerte, o no’ porque según informó, hace algunos días, la propia Organización Mundial de la Salud (OMS), el Coronavirus es capaz de transmitirse por el aire, por lo que, el movimiento que generan aparatos como los mencionados anteriormente pueden remover el aire y extender las partículas del virus por el ambiente sin ningún tipo de control.
Además, las últimas investigaciones realizadas apuntan a que el Covid-19 puede incluso sostenerse en el aire durante, al menos, 4 horas y, no así, precipitarse al suelo de inmediato tal y como se creía al principio.
Por ello, la combinación entre las cuatro horas que se mantiene en el aire y los ventiladores o abanicos podría ser una mezcla muy peligrosa, especialmente en sitios cerrados donde el virus no tiene ninguna vía de escape y las partículas permanecen en suspensión durante más tiempo hasta que terminan desapareciendo.
Pero, como todo en este mundo, el uso de estos elementos para combatir las altas temperaturas en tiempos de calor y coronavirus tiene solución. Para el aire acondicionado bastaría con implantarle un sistema de filtración que sea capaz de retener las partículas. Por otra parte, para minimizar el riesgo sin renunciar a esa necesaria reducción de las altas temperaturas, se recomienda utilizar los ventiladores y los abanicos en espacios abiertos, pero con la mascarilla puesta para que ninguna de las partículas del coronavirus pueda contagiarnos.